Es divertido ver como pasa el tiempo, a la vez de acojonante. Llevas toda la semana esperando que llegue ese día, y sin previo aviso ya es el día de después, ¿y tú? tú no te has dado ni cuenta, porque ese día lo único que has hecho es pensar en que tienes muchas ganas de que llegue la próxima fiesta, la cual será mejor que esa. Y así pasan los días, sin darte cuenta, esperando con ganas el hacernos cada vez más y más mayores, sin llegar a estrujarlos cada uno de ellos. Quizá los recordemos más tarde con una estúpida sonrisa, pero jamás con la impaciencia que mostramos un día anterior. Disfrutemos cada segundo, cada abrazo, cada sonrisa, cada vez que alguien te mire diferente, cada suspiro que salga de nuestros labios (o de otra persona), porque puede que vivamos algo mejor, pero nada se parecerá a aquello en lo que un día te morias por hacer, y ya simplemente es un vago recuerdo en tu memoria, porque no te parecerá ni la mitad de importante de lo que era entonces.
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